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1Los ancianos no son adultos mayores, ni bebés, y cuando se les trata como lo que no son se perjudica su salud y su calidad de vida. 2La edad no es una enfermedad. Tampoco la dependencia es una consecuencia inevitable del proceso de envejecimiento. 3Los ancianos no son los culpables del aumento del gasto sanitario. Una vejez autónoma y libre de discapacidad no es más costosa, sí lo es un envejecimiento con dependencia. 4La discapacidad difícilmente se puede revertir. Sí se podría prevenir su aparición actuando de forma preventiva. El cumplir años no debería ser un motivo para que se excluya a los mayores de los beneficios de la prevención. 5La diferencia entre un anciano en una silla de ruedas adormilado o un mayor jugando con sus nietos puede estar tan sólo en una ayuda especializada. 6Si antes de nacer estamos en manos del ginecólogo y después del pediatra ¿por qué al llegar a la senectud se limita el acceso al especialista de los mayores, los geriatras?. 7En algunas comunidades no existen geriatras, en otras hay escasez, perpetuándose así la discriminación. ¿Por qué vivir en Andalucía o en Castilla-La Mancha tiene que ser diferente? La Sociedad Española de Medicina Geriátrica es una de las entidades que lleva luchando años para garantizar a nuestros mayores la mejor atención sanitaria posible.
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